LITEMPO: El poder mexicano colaborando con la CIA en los 60’s

Es un placer escribir por segunda ocasión en este blog. El día de hoy, quiero compartirles una breve paráfrasis sobre una investigación que mis compañeros y yo realizamos en nuestra universidad para aprobar el trimestre, la cual se tituló Influencias de la CIA en el movimiento estudiantil de 1968 en México. Cabe mencionar que la redacción aquí presente no tocará el tema del movimiento estudiantil directamente, sólo se enfocará en la relación CIA-Gobierno mexicano. A juzgar por el título, deduzco que no se necesita más preludio.

Boda de Winston Scott. Tomada de Youtube.com

Winston Scott y LITEMPO

Estos dos nombres son fundamentales para entender la relación del gobierno mexicano con la CIA. Scott fue el jefe de la Estación(*) de Ciudad de México, y LITEMPO fue el nombre que la Agencia le dio al programa de colaboración sobre el cual profundizaremos.

La tarea de Scott en México estaba bien definida: combatir el comunismo (en el siguiente párrafo se entenderá por qué). El PRI, partido en el poder en aquél entonces, mostró un genuino interés en la agenda de Scott, pero la opinión pública y la situación en general obligaron al poder a mostrarse independiente de todo ello en el discurso oficial.

Cabe mencionar que en Washinton, CDMX fue vista como un campo de batalla, pues la KGB vio en nuestro país la oportunidad idónea para adentrarse al Hemisferio Occidental. El gobierno mexicano permitió la apertura de embajadas comunistas con una extensa plantilla laboral de la cual al menos la mitad eran profesionales de inteligencia. Para entonces, la ciudad se había convertido en un laberinto de espionaje con al menos cuatro países enfrentándose: Estados Unidos, Rusia, Cuba y México.

LITEMPO fue en palabras de Anne Goodpasture —secretaria de Scott— «un canal extraoficial para el intercambio de información política selecta y secreta que cada gobierno quiere recibir del otro pero no a través de los protocolos de intercambio oficiales» (Morley, 2008). Es decir, una red de agentes y colaboradores alrededor de la oficina presidencial mexicana, que por cierto sería uno de los mayores éxitos profesionales de Scott.


(*) Estación era un nombre que usaba la CIA para nombrar sus centros de operación fuera de Estados Unidos. La Estación de la Ciudad de México se encontraba en el mismo edificio que la Embajada Norteamericana, sobre Paseo de la Reforma.

Tres ex-presidentes mexicanos inmiscuidos con la CIA

Adolfo López Mateos no necesitó un criptónimo(*) que lo identificara como colaborador dentro de LITEMPO, pues él ya colaboraba con anterioridad, y su criptónimo fue LITENSOR¹. En la primavera del año 1960, Scott arregló con un amigo suyo del FBI, George Munro, la relación Scott-López Mateos-Díaz Ordaz que manejarían en los subsecuente.

En el lado mexicano, Gustavo Díaz Ordaz eligió a uno de sus sobrinos, Emilio Bolaños, para servir como su contacto con los estadunidenses. Munro y Bolaños entablaron amistad. Bolaños fue LITEMPO-1 (Morley, 2008), aunque su participación realmente no es tan relevante.

Díaz Ordaz, quien en los cables de la Estación a Washington tenía el criptónimo de LITEMPO-2², nunca tuvo problema confrontando la creciente militancia política de oposición que se empezó a generar, pues supo utilizar la información generada por la oficina de Scott para proteger el poder de la élite.

Luis Echeverría Álvarez, quien era subordinado de Díaz Ordaz en aquél tiempo, fue LITEMPO-8³ ante la CIA. Por último, Fernando Gutiérrez Barrios, quien fue jefe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), hoy CISEN, también colaboró con el programa. Él fue LITEMPO-4⁴. De cierto modo, Scott tenía a la clase dirigente del país en su bolsillo.

Para darnos una idea de la íntima relación existente entre Scott y sus LITEMPOs, podemos aludir un testimonio de Phillip Agee, un ex-agente de la CIA que estuvo al servicio de la Estación mexicana durante este periodo y quien escribió que Scott compró un automóvil para una «novia» de Díaz Ordaz. Cuando López Mateos se enteró de tal cosa, insistió a Scott para que comprase un carro para su novia también. Y lo hizo (Agee, 1975).


(*) Criptónimo es el nombre que la CIA asigna a sus agentes, colaboradores y operaciones para no evidenciar en sus documentos nombres directamente. Los documentos desclasificados de la CIA por sí solos no sirven los suficiente para identificar quién era quién, pero en este caso, documentos de la Comisión Warren (que no usan criptónimos) fueron pieza clave para intersectarlos con los de la CIA e identificar plenamente a los aquí aludidos.

La CIA metiendo su cuchara en la agenda política

En 1960, Scott ofreció a sus aliados mexicanos expandir el espionaje telefónico que hasta entonces se había realizado contra las embajadas comunistas al ámbito político mexicano. Washington ya había proveído a la Estación con tecnología de punta de la época, que incluía la necesaria para realizar espionaje telefónico.

Unas treinta líneas fueron intervenidas por la Estación, incluyendo las de rivales políticos de López Mateos y Díaz Ordaz, como el político y líder de izquierda Vicente Lombardo Toledano, o el ex-presidente Lázaro Cárdenas, quien se ganó el espionaje tras decir que las revolución cubana de Castro ofreció un camino para renovar la Revolución Mexicana. Inclusive intervinieron la línea de David Alfaro Siqueros, famoso muralista, quien por cierto fue arrestado por apoyar la huelga ferrocarrilera de la época. (Morley, 2008)

Scott le delegó a Goodpasture la tarea de seleccionar las grabaciones más interesantes y enviárselas a su escritorio a las nueve de la mañana, cada mañana. A la hora de la comida Scott podía ofrecer a sus aliados mexicanos una cornucopia de inteligencia sobre sus enemigos políticos.

¿Soberanía?

Es increíble el nivel de colaboración que existía entre la CIA y la clase dirigente en aquélla época. Si esta información hubiese llegado a los oídos de la gente durante la coyuntura de 1968, seguramente la protesta hubiera sido más intensa de lo que fue ─y vaya que fue intensa─, tal vez hasta el punto de tirar al gobierno. Los mexicanos tenemos un sentimiento de soberanía muy arraigado que nos caracteriza, pero con estos hechos vemos que en el Olimpo las cosas son muy distintas…

Escrito por: Daniel Limón M.


¹ La identificación de Adolfo López Mateos como LITENSOR está documentada en las páginas 20 y 21 de la investigación realizada.
² La identificación de Gustavo Díaz Ordaz como LITEMPO-2 está documentada en las páginas 22 y 23 de la investigación realizada.
³ La identificación de Luis Echeverría Álvarez como LITEMPO-8 está documentada en las páginas 27-29 de la investigación realizada
⁴ La identificación de Fernando Gutiérrez Barrios como LITEMPO-4 está documentada en las páginas 24-26 de la investigación realizada.

La investigación está disponible en formato PDF en este enlace (click).


Bibliografía y fuentes online

1. MORLEY, Jefferson, Our Man in Mexico: Winston Scott and the Hidden History of the CIA, Lawrence, Kansas, University Press of Kansas, 2008.
2. AGEE, Phillip, Inside the Company: CIA Diary, Londres, Penguin, 1975.
3. MORLEY, Jefferson, LITEMPO: The CIA’s eyes on Tlatelolco, Washington D.C., The National Security Archive, 2006. https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB204/index.htm
4. DOYLE, Kate, Tlatelolco Massacre: Declassified U.S. Documents on Mexico and the Events of 1968, Washington, D.C., The National Security Archive, 1998. https://nsarchive2.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB10/intro.htm.

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